DECLARAN A SAN JAVIER ZONA DE DESASTRE
El Concejo Deliberante aprobó por unanimidad declarar al distrito San Javier en estado de Desastre Socioeconómico y Ambiental debido a las intensas lluvias registradas en el mes de abril, la creciente de los ríos que componen la cuenca del Paraná y la coyuntura económica nacional.
El proyecto de ordenanza fue firmado por los seis ediles que conforman el cuerpo legislativo de la ciudad costera: Julio Migno, Verónica Galarza, Silvio Florito, Gabriela Tourn, Mateo Marelli y José Gómez Iriondo.
PROYECTO DE ORDENANZA
VISTO:
La situación que vive nuestra ciudad y zona, debido a las intensas lluvias registradas en las últimas semanas, la creciente de los ríos que componen la cuenca del Paraná y la coyuntura económica nacional; y
CONSIDERANDO:
Que las repercusiones del fenómeno de El Niño sobre nuestro distrito se han diversificado y profundizado en una medida tal que desafían a la población con cada vez más apremiantes penurias e impostergables necesidades.
Que al problema de la creciente del río se ha sumado un periodo extenso de lluvias muy perjudiciales. Ya sea en la forma de grandes temporales o de prolongadas lluvias, el fenómeno ha afectado nuestras viviendas, explotaciones e infraestructura con una gravedad inédita.
Que este fenómeno perjudica a la actividad económica, en tanto torna intransitables los caminos, anega los campos dedicados al cultivo y la ganadería, impide el disfrute turístico, la producción de techos, la recolección de paja, la pesca, el fraguado del adobe en ladrillos, el comercio, la construcción y, en general, el movimiento de los factores de la producción y prestación de servicios indispensables para el sustento de la actividad económica.
Que el impacto puntual del fenómeno climático, a pesar de su indudable peso, no debe considerarse aisladamente sino en conjunción con las restantes variables que condicionan la actividad económica del distrito y en su inserción presente en un complejo coyuntural y estructural dado.
Que los sectores productivos predominantes en términos de su participación en la cuota de valor agregado en el distrito y más dinámicos de nuestra economía han sido impiadosamente atacados por el fenómeno.
Que en el caso particular de la producción arrocera, este escenario viene a golpear por tercera vez consecutiva a un sector en crisis por la sucesión de malas cosechas, pestes, precios desfasados y merma de demanda internacional.
Que la actividad económica en zona de islas se ha visto mayoritariamente vedada por la crecida del río, desterrando a los productores, aniquilando sus excedentes y disminuyendo su capital de trabajo, principalmente por la mortandad de sus animales.
Que, a pesar de que la producción ganadera no ha llegado al final de la serie de golpes que le prepara el fenómeno, la gravedad de lo ya ocurrido nos pone de cara a un desastre. Los ganaderos de zona de islas fueron desplazados, los campos interiores fueron saturados por la lluvia, borrando los comederos, criaderos, dormideros y arrinconando a la hacienda hacia lomas cada vez más acotadas e igualmente saturadas por la humedad en grave perjuicio de la sanidad y productividad del animal. En consecuencia, se agotan las pasturas, sobreexplotadas por la hacienda desplazada, ahogadas por la inundación o pisoteadas en el barro por los animales. Los forrajes y granos que se necesitarán en el invierno están siendo consumidos actualmente y se prevé que habrán de escasear por la mala cosecha, exceso de demanda y el anegamiento de silos. La hacienda, debilitada, produjo menos pariciones y mayor mortandad de terneros y deberá enfrentar un invierno y primavera que se avizoran secos y de menos pasturas aún. En general, el sector experimenta no sólo una afectación en la productividad y generación de excedentes, sino una diminución en términos absolutos de sus bienes de capital, generadores de producción.
Q
ue el sector turístico se ha visto desprovisto de visitantes en la mayor parte del periodo que va desde el inicio de los pulsos de crecida del río, época de mayor dinamismo de su demanda sectorial, por lo que la diminución interanual de sus ingresos ha sido brutal. Además de ello y de las grandes pérdidas por anegamiento de instalaciones turísticas, la cruda realidad de un fenómeno cíclico que no se había presentado con tanta intensidad por décadas ha terminado por desanimar a los inversores que año tras año y con entusiasmo renovaban sus apuestas en nuestros paisajes.
Que los considerandos precedentes, enfocados en las principales actividades de nuestra economía privada, dan cuenta de un desastre general cuyos efectos no se limitan a una disminución de ganancias, sino que incluyen el deterioro o destrucción de infraestructura, bienes de uso y de capital, materias primas y demás factores productivos, lo que sin lugar a dudas obligará a muchos establecimientos, especialmente agropecuarios, a reducir su envergadura y capacidad productiva en términos absolutos y desviar forzosamente sus magros ingresos a atender las cuentas y destrucciones dejadas por el fenómeno.
Que estas consecuencias devastadoras se propagan en cadena por todas las restantes franjas no estrictamente productivas, especialmente el comercio y los servicios, cuyo nivel de actividad es función de aquellas y del circulante movilizado en una medida no despreciable.
Que en lo que atinente al sector público, el mismo se ve doblemente afectado porque gran parte de los daños y necesidades sobrevinientes han de ser atendidos por los tres niveles de gobierno estatal, por otro lado, porque la pérdida de dinamismo económico impacta negativamente en la recaudación fiscal y profundiza la crisis al impedir la expansión del gasto e inversión públicas que justo en este momento más necesitamos.
Que este fenómeno regional y sus consecuencias en los actores económicos se inserta inoportunamente en un contexto macroeconómico sumamente desfavorable, caracterizado, entre otras cosas, por la inflación, el déficit fiscal, la quita de subsidios a los servicios públicos, la contracción del gasto público, la recesión, la crisis de las economías regionales, etc.
Que los considerandos precedentes nos conducen a la cuestión de la pobreza y el desempleo, causa primera y última de nuestra alarma por el desastre en que estamos inmersos. El fenómeno de El Niño y el momento que atraviesa nuestro país vienen a azotar a un distrito donde el desempleo, la subocupación y la pobreza constituyen variables de peso estructural importantísimo, agudizando el flagelo. En los establecimientos agropecuarios los despidos se están acelerando. Las familias más vulnerables que dependen del trabajo de prestación discontinua, de temporada, de media jornada, a destajo, especialmente los no registrados, incluyendo también los ladrilleros, techeros, cortadores de paja, jardineros, leñeros, albañiles, pescadores, pintores, los que dependen de la afluencia de turistas, todos ellos y muchos más no han podido trabajar o han quedado sin trabajo, y todo indica que un gran número no verá resuelta su situación con sólo detenerse las lluvias.
Por ello:
EL HONORABLE CONCEJO MUNICIPAL ELEVA EL PRESENTE
PROYECTO DE ORDENANZA
ARTICULO Nº 1º: Declarar al distrito San Javier en estado de Desastre Socioeconómico y Ambiental.
ARTICULO 2º: El Departamento Ejecutivo Municipal comunicara la presente declaración a los niveles superiores de gobierno para su conocimiento y toma de acción respectivas.
ARTICULO 3: Comuníquese, regístrese y archívese.
San Javier, 04 de mayo de 2016.
FUENTE: Secretaría Concejo – San Javier en Reflejos